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Del Blog de Díaz-Pimienta

jun
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CONFESIONES DE UNA MANO ZURDA (DÉCIMAS)

Publicado por Alexis Díaz Pimienta el 18 junio 2013 a las 11:56 am


CONFESIONES DE UNA MANO ZURDA





I

Mano zurda, escribe tú
y que la derecha hable,
que se confiese culpable
del milenario tabú.
Mano zurda, escribe tú,
enmienda, tacha, reescribe...
Desde hoy se te prohíbe
dar crédito a otro sofisma
Florece para ti misma.
Confía en tu fuerza. Escribe.

II

De qué sirve haber nacido
ambidextro –o ambidiestro–
si siempre serás cabestro
retorcido.
Qué interesa haber tenido
lista la mano siniestra
(que es la nuestra)
si a la hora de ser cortés
notas que la vida no es
ambidextra –o ambidiestra–.

III

Qué interesa si la puerta
abre hacia el lado contrario
o si todo el vecindario
tiene la otra mano muerta.
Qué importa si no está alerta
la uña del dedo Meñique
o que Índice justifique
la conducta de Anular,
o que esté gordo Pulgar,
o que esté largo Del medio,
si nada tiene remedio
a la hora de saludar.

IV

Qué importa si en el crepúsculo
lloras uñas y tendones.
Y si sueñas con muñones,
y si se te enferma un músculo.
Todo esto es dolor minúsculo
de mano mal adaptada.
Qué importa si estás cansada,
menstruando a la zurda, triste.
A quién le importa qué hiciste
y a quién si no hiciste nada.

V

Claro que me siento mal,
vieja, desfavorecida.
La torpeza está aburrida
de ser mi signo. Al final
lo torpe es lo natural:
torpe viene de torpedo,
torpedo rima con dedo,
dedos hay en cada mano,
la mano es del ser humano.
Y el ser humano da miedo.

VI

Una mano enamorada
de otra mano diferente
sufre silenciosamente
(siempre amanece mojada).
El dueño no sabe nada.
Ella escribe, sueña, suda,
finge, sonríe, saluda,
dice adiós, llora, se agobia
y vive como una novia
mitad virgen, mitad viuda.

VII

Cuánto nombre, cuánto apodo:
izquierda, zurda, zocata,
siniestra... larga sonata
repetida para todo.
Cuánto nombre, cuánto modo
zurdo, zocato, siniestro,
levógiro, clitemnestro,
esdrújulo, gris, torcido...
Cacofónico sonido:
di «estro, estro, estro, estro...»

VIII

Hoy me he mirado al espejo
y ya no me reconozco:
este músculo qué tosco,
el metacarpo qué viejo.
Hoy me he mirado y no dejo
de pensar en lo que vi.
Frente al vidrio me sentí
por primera vez derecha.
Y me quedé insatisfecha,
y torpe y zocata y...

IX

Mano derecha, quién dijo
que fuéramos enemigas.
Mano derecha, no sigas
mintiendo. Cada entresijo
de tus líneas tiene un hijo
que en algo me pertenece.
Tu destreza se parece
demasiado a mi izquierdeza.
La verdadera torpeza
es darme la espalda a veces.


(Tomado de mi libro CONFESIONES DE UNA MANO ZURDA, Premio Iberoamericano de de Décima Escrita "Cucalambé", 2003; Ed. Sanlope, 2004).
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