"Uno de los mejores narradores cubanos de la hora presente"
(Juan Bonilla)

Del Blog de Díaz-Pimienta

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FIESTA DE DISFRACES (una reseña de José Escánez Carrillo)

Publicado por Alexis Díaz Pimienta el 24 octubre 2012 a las 3:45 pm

Comparto con los visitantes de mi Cuarto... una reseña del profesor español José Escánez Carrillo, sobre mi libro Fiesta de Disfraces (Calambur, 2008), Premio Internacional de Poesía Los Odres.






Fiesta de disfraces es el poemario con el que poeta cubano Alexis Díaz-Pimienta mereció en el año 2008 el Premio Internacional de Poesía “Los odres” en su primera y única edición (aunque sea un dato suplementario, no está de más recordar que se trató del mejor dotado económicamente en lengua castellana); galardón promovido por la Fundación López Rejas y asumido por la Editorial Calambur; nº 82 de una colección de poesía que ya cuenta con un nutrido grupo de nombres importantes y, algunos, esenciales para la literatura española del siglo XX. Para la concesión del premio se reunieron D. Gregorio Salvador, en calidad de Presidente del jurado, D. José María Álvarez, D. Javier Orrico, D. Emilio Torné y D. Horacio Vázquez-Rial.
Es Fiesta de disfraces la obra de un poeta muy cuajado, que ha dado ya muestras de sus grandes cualidades con En Almería casi nunca llueve –Premio Internacional de Poesía “Surcos”–, Yo también pude ser Jacques Daguerre –Premio Internacional de Poesía Emilio Prados–, Cuarto de mala música –Premio Internacional de Poesía Ciudad de las Palmas de Gran Canaria–, o Pasajero de tránsito –Premio Internacional de Poesía Antonio Oliver Belmás–, pero sobre el que pesan mucho los prejuicios de quienes catalogan el repentismo –faceta por la que es más conocido en Cuba y España– como una categoría menor del arte literario, asimilándola al fenómeno del trovo del sureste de España; atribuyéndole, por tanto, las características de una poesía natural y popular, incapaz de contener exquisiteces que puedan satisfacer paladares más exigentes. Cabe recordar en este momento que el repentismo hispanoamericano tiene origen y tradición radicalmente distintos al español y que en absoluto tiene ese marchamo de populachero con el que se le tilda aquí. Quien lea este libro percibirá que, efectivamente, su autor posee una facilidad pasmosa para la versificación y, lo que es más importante aún, un magnífico sentido del ritmo; pero percibirá también que su importancia no radica precisamente en este aspecto.
Como reza en una de las solapas de la publicación, Fiesta de disfraces no es sólo –lo que cabría esperar por su título– una reflexión sentimental sobre la identidad, las máscaras o el fingimiento; el componente temporal de la mayoría de las composiciones invitan también a una reflexión sobre el azar de las circunstancias, las relaciones y los afectos. La cuestión no es cómo nos vemos obligados a fingir y a engañar para sobrevivir sin demasiado dolor de nosotros mismos –o al menos no sólo eso–, sino, sobre todo, cuántos ‘yoes’ hay en este yo que soy; cuál de ellos soy yo de verdad, si es que hay alguno que sea mentira; cuántos ‘yoes’ quedaron en mi singladura personal y cómo los interpretaron aquéllos que los conocieron; y, finalmente, cómo interpreto yo los ‘yoes’ que los otros se han puesto para mí.
El libro comienza con una serie de poemas breves de intenso lirismo y tono melancólico que desembocan en un curioso poema dedicado a Jaime Gil de Biedma, metaliterario, no metapoético. Una décima rompe el tono, aunque no la intención metaliteraria, que se prolongará hasta un poema que el poeta dedica a su propia madre, seguidos de otras dos composiciones con marcado acento habanero: los recuerdos infantiles se ordenan con un regusto agridulce.
Una serie de sonetos dedicados a Borges, en los que Borges, como asunto, se convierte en una sinestesia del poeta por antonomasia, perdido, incapaz de verse frente a su propia imagen, llevan al poeta al convencimiento de que hay que mirar hacia fuera, buscar en los demás, en lo que los demás creen, lo que los demás sienten; pero el tiempo se emplea en su acción corrosiva y la ausencia de expectativas lo ponen en el poema que creemos que es la columna vertebral del poemario: Cuaresma personal. Después de este un puñado de poemas que ahondan en la sensación de orfandad, para terminar con una serie de trece sonetos que dan entidad y título al poemario. Estructura orgánica, pues, que impone leer sus composiciones con un hilo conductor. Afortunadamente, cada uno podrá coger el hilo que más le guste.
La mayoría de estos poemas tienen altura lírica, están arraigados en la mejor tradición poética, y si hallamos algún ‘exceso verbal’ se deberá a que, a veces, resulta difícil medir y dominar las implicaciones emocionales del asunto de un poema. Por el contrario, contención, elegancia, evocación y sugestión son las líneas maestras que han guiado la concepción de este poemario que merece la pena ser degustado, y a cuyo autor ya le debe la crítica española el reconocimiento de la excelencia que atesora. 

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José Escánez Carrillo (Almería, 1963). Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Granada, y actualmente es profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Agustín García Ramos, de Albox, Almería, donde coordina el prestigioso Premio Internacional de Poesía homónimo. Es editor fundador de la Revista Péndulo.
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