"Uno de los mejores narradores cubanos de la hora presente"
(Juan Bonilla)

Del Blog de Díaz-Pimienta

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Sangre, una novela de Alexis Díaz-Pimienta (reseña de Lydia Moreno García)

Publicado por Alexis Díaz Pimienta el 22 mayo 2021 a las 4:57 pm

 

Alexis Díaz-Pimienta (La Habana, 1966) es un prolífico escritor cubano afincado en España desde más de dos décadas, que en la primavera del año 2021 se ha atrevido a publicar dos novelas a la vez, bajo el sello andaluz Scripta Manent Ediciones. Sin lugar a duda, una de ellas, Sangre, es muy especial, partiendo incluso desde el propio título: corto, contundente, algo intrigante. ¿Sangre?

La capacidad de producción literaria (de calidad) de Díaz-Pimienta es como el propio mundo de la improvisación que le rodea: absolutamente dúctil y, como digo, de altas dosis cualitativas. Literatura de mucha calidad, digámoslo sin miedo. Pero lo que Alexis Díaz-Pimienta ha hecho a lo largo de las 200 páginas que dura Sangre ya es harina de otro costal. Volviendo al paralelismo anterior con el repentismo, esta obra es tan actual que casi se puede escuchar el aplauso del público, la “operatividad del momento” y el buen uso de “códigos compartidos”. Sangre es una obra tan nueva, tan a tiempo real en su temática como en su escritura, que cuesta creer que lo sea. Convergen aquí los tantos años que Alexis tiene a sus espaldas como autor, en los que ha pasado por tantas experimentaciones (y experiencias) como días tiene el año.

El barroquismo que siempre ha caracterizado su escritura y la tendencia a hacer obras de dimensiones considerables han dado paso a una evolución a todas luces natural: he aquí una novela más breve, intensa, dinámica, con diálogos directos e imágenes del mismo corte. Mientras la lee, una siempre tiene la sensación de estar ante una película que solo está en cabeza propia (transición, transición, transición). Además, la brevedad de sus capítulos proporciona una dinámica amable, casi necesaria en estos tiempos en que la humanidad se dedica a vivir corriendo.

Cualquier momento es el ideal para leer esta novela precisamente por eso, por su forma y por su contenido, porque es muy fácil (y rápido) leer un capítulo sin tener que correr el riesgo de dejarlo a medias. Y eso, una como lectora que va con el libro pegado al cuerpo como la extensión de una misma, para aprovechar cualquier tiempo vacío y seguir con la trama, es de agradecer, y mucho. 
El modo en que se escribió esta novela también es reflejo del propio Alexis, pues aquí el estilo directo e indirecto va bailando de allá para acá. Aunque esto a priori a una persona como yo, cuadriculada, tendenciosa al orden en todos los aspectos de su vida, podría causarle cierto rechazo, lo cierto es que ocurre todo lo contrario. Se agradece. Como mismo se agradece (y sorprende más) el actualísimo vocabulario que emplea su autor sobre las redes sociales y sus derivadas expresiones. Impresiona leer recortes de estos espacios de comunicación, anónimos para nosotros, reconocidos para el escritor, participando activamente, contribuyendo a esa actualización textual de la que les hablaba más arriba. Todos los modos narrativos existentes (y subconscientes) en la cabeza de Alexis se dan aquí; no falta a la cita ni tan si quiera su punto fantástico-real, en el que propone situaciones simpáticas que no podrían ser verdad, pero que juguetean con esa posibilidad en el imaginario del escritor y, por ende, en el nuestro. Y en un tema tan crudo y desgarrador como es la violencia de género, Alexis tiene la acertada delicadeza de desgranar puntos de humor aquí y allá que alivian el camino del lector.

La cotidianeidad de las situaciones que vive la María principal comienza desde los propios albores de la novela. Una, que es mujer, sabe de lo que habla, y no puede evitar sonreír al leer esa situación “tan normal” para nosotras en los baños públicos a la hora de orinar. Es aquí cuando aparece el primer asombro: ¿Cómo carajo se le ha ocurrido esto, a él, que es un tío? Y claro, pasas del asombro a la naturalidad si quien escribe es Alexis Díaz-Pimienta, porque una de las cosas que más destaco de su escritura su capacidad para encontrar lo genial en lo más sencillo y cercano, en aquello que vive en nuestro día a día, pero que, por tan rutinario, le perdemos “el punto”, algo tan común como hacer pis en un baño público sin sentarte en la taza (y todo lo que eso conlleva para las mujeres); aunque Alexis no lo haga, le basta con saber que eso ocurre para guardarlo en su cabeza.

Desgraciadamente, en ese contexto de normalidad, lo anormal también se ha vuelto costumbre. Esa es la denuncia mayor de esta novela plagada de Marías asesinadas por sus parejas: la visión normalizada del drama. Se vuelven los nombres y los lugares todos uno cuando las muertes solo tienen nombre de María y los pueblos solo se llaman Estepueblo. Y esto es otra genialidad que una no ve hasta que ya está en ese río de sangre. Genéricos nombres nos hacen reflexionar en que lo importante no está en ubicar geográficamente o ponerle rostro a una determinada persona, lo importante está en que este problema se puede dar en el lugar menos pensado y le puede ocurrir a la persona menos pensada (yo misma, que ahora escribo esto, quizás mañana podría ser otra María si la muerte me hace cruzar con un loco que ande por la calle; y qué importaría que mi muerte hubiera sido en Almería, no tiene mayor importancia que la de haber ocurrido en Estepueblo). 

Ahí está la María protagonista, soportando cientos de papeles higiénicos con una misma palabra alarmante, que a su vez es la metáfora perfecta de que la María protagonista está soportando una muerte por papel encontrado (¿fuera esto un aviso de la próxima defunción?, quién sabe). Yo, mujer, siento esa ansiedad de encontrar a quien necesita ayuda, tal y como le ocurre a ella. Porque el famoso “si tocan a una, nos tocan a todas” no es una marca de querer pelear, es un sentimiento intrínseco que tiene hasta la mujer más insensible que planeta Tierra haya pisado. Vives con la tranquilidad de quien piensa “a mí no me va a pasar”, pero detrás siempre aparece el maldito nexo adversativo, su conjunción, y su condicional para ponerte nerviosa: “pero y si…”. Y entonces te das cuenta de que esa María protagonista es la misma María que el resto, que aquellas que no corrieron la suerte de seguir vivas para contarlo. Las que seguimos vivas nos quedamos como la María que recoge papeles: con la nebulosa permanente de que quizás mañana podríamos ser nosotras la siguiente María de Estepueblo.

¿Que si recomiendo esta novela? Mi respuesta es que esta novela es necesariamente necesaria, valiéndome de la redundancia. Si eres mujer, te mirarás en un espejo; si eres hombre, te avergonzarás de algunos de tus iguales; si eres español, te acordarás de alguna María que conociste al menos de oídas; si eres de otro lugar, te dolerá igual porque lo que ocurre en Estepueblo también pasa en Aquelpueblo y en Tupueblo y en Todoslospueblos. Esta es de esas novelas que todas las personas necesitan leer para tomar conciencia sobre los crímenes que nos rodean y, entre todos, intentar cambiar el mundo que nos tocó vivir, empezando por salvar a la María que tengamos más próxima. 


Ficha técnica
Título: Sangre
Autor: Alexis Díaz-Pimienta
Editorial: Scripta Manent Ediciones
Año: 2021
Páginas: 200

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