"Uno de los mejores narradores cubanos de la hora presente"
(Juan Bonilla)

Del Blog de Díaz-Pimienta

He terminado de leer -casi diría de vivir- Jano, de Alexis Díaz-Pimienta y ya tengo deseos de volver a leerla. Basada en hechos reales que el autor conociera de primera mano, en personajes reales que posiblemente yo también conociera. Que muchos conocimos. 

Una novela en dos partes o quizá dos novelas en un tomo o quizá varias novelas en un solo libro, porque cada personaje se quedó en mi mente como un conocido de toda la vida, contando su propia realidad dentro y fuera de la maldita circunstancia. 

Pensé que Jano sería una ficción sobre las humillaciones y la homofobia entre adolescentes, sobre las heridas visibles o no que deja una cultura a la vez machista y chapera, sobre los silencios temerosos, sobre mentiras cómplices y no. Es mucho más que eso, pero partiendo de esos estigmas. Es una historia de amistad, amor, supervivencia, compasión.

He leído Jano -o, mejor dicho: he vivido- recordando, paso a paso las veces que sufrí o dije o hice algo parecido a lo que sufren, dicen o hacen sus personajes. Leyendo Jano he revivido fragmentos desconcertantes, dolorosos y también algunos divertidos de mi vida. Leyendo Jano por primera vez encontré explicación a muchos de esos recuerdos.

Jano es una narración paciente, calmada y a la vez trepidante y ruidosa. En cada capítulo de Jano, Alexis Díaz-Pimienta activa resortes que despiertan más curiosidad por saber qué pasará a continuación. 


La parte final de la historia sorprende sin traicionar, resuelve sin cerrar y cierra, pero sin apagar la luz. 
Jano es de esos buenos libros que se quedan en la mente del lector mucho tiempo después de haberlo terminado. Me atrevo a pensar que es uno de esos buenos libros que se pueden leer dos o más veces y que siempre se encontrará algo nuevo en él.

Alexis Díaz-Pimienta tiene varios libros publicados y quiera Dios que muchos más próximamente. No puedo decir que Jano es su obra maestra, porque no los he leído todos, pero sí puedo afirmar que es una obra magistral. Me congratulo por haberla leído o mejor dicho: haberla vivido mientras la leía. 


MARCOS GARCIA, el hijo de Teresa.

Agosto 2021.

 

por Luis María Pérez Martín



Admiro profundamente a Alexis Díaz-Pimienta (La Habana, 1966) desde hace varios años, cuando tuve conocimiento de su existencia (como tantos) gracias a un vídeo en el que improvisaba junto a Jorge Drexler en uno de sus conciertos. Comencé a investigar por internet quién era aquel tipo capaz de eclipsar sobre un escenario, a fuerza de décimas improvisadas, nada menos que a un animal escénico como es Drexler y así descubrí el repentismo y las controversias, y comprendí, después de agotarme los ojos y los oídos estudiando todos los vídeos que caían en mis manos, que Diaz-Pimienta venía a ser Dios en lo que a improvisación poética se refiere.

Absolutamente fascinado, me interesé por conocer su poesía escrita y me agencié, tanto digitalmente como en papel, todo el material que pude encontrar. Esta vez comprendí que Díaz Pimienta tenía un lugar preferencial entre los más grandes poetas en lengua castellana de todos los tiempos  y, por supuesto, lo tendría también, y para siempre ya, en mi imaginario particular, junto a Lorca, Blas de Otero, Miguel Hernández, Roberto Juarroz, Benedetti y tantos otros monstruos de la poesía.

Pero lo que yo no sabía es que Alexis Díaz-Pimienta también es novelista.

Jano (Scripta Manent, 2021) cayó en mis manos hace unos pocos días, y la comencé con el entusiasmo recién estrenado de haber podido conocer esa misma noche en persona (por fin) a Alexis Díaz-Pimienta, pero con la inconfesable (perdona mi falta de fe, Alexis) convicción de que nada que escribiera en prosa podría igualar su inimaginable calidad poética.

No podía estar más equivocado. Apenas comenzado el libro, me saltó a la cara una de esas frases que se quedan en la memoria literaria y emocional de uno, sin saber muy bien por qué, para toda la vida: “Amar los ojos de Zuliesky es una religión para Alcibíades”. Así de sencillo: “Amar los ojos de Zuliesky es una religión para Alcibíades”. Y ya no pude ni podré parar.

Nada diré del argumento de la novela, mejor es que lo descubran por ustedes mismos, pero sí les contaré que Jano es un puzle delicioso, una historia de amor a tres (o más, o menos, quién sabe) bandas, un recorrido por las profundidades del alma humana durante cuyo trayecto Díaz-Pimienta desnuda a los protagonistas, se desnuda a sí mismo como narrador omnisciente y nos desnuda a nosotros, los lectores, frente a nuestros prejuicios y nuestras miserias.

Y así, en cueros, acompañamos a Roberto, a Emilio, a Pilar, a Carmeta, a Alcibíades, a Zuliesky, a través de los años y de las ciudades (La Habana, Cádiz, San Feliú de Llobregat), a través de sí mismos y a través de los ojos con que los demás los ven.

Les confesaré que leer por primera vez una novela de Alexis Díaz-Pimienta ha supuesto para mí exactamente la misma sensación (que ya creía perdida) de leer por primera vez, hace tantos años, a Saramago, a Terenci Moix, a Cortázar o a Millás. Y al igual que aquellas primeras veces con ellos, esta primera vez con Alexis ha supuesto un enamoramiento absoluto, irremediable e inmediato de su manera de escribir (prosa). 

Sé que releeré fragmentos de Jano infinidad de veces hasta saberlos de memoria. De hecho, ya lo he hecho con algunos de ellos (por ejemplo el maravilloso momento en que Róber-Roberto-Robertico-Jano hunde las manos en el charco de líquido amniótico de la madre de Emilio), regodeándome únicamente en la lectura, olvidando la trama, disfrutando sólo (cuánto tiempo hacía) de la escritura por la escritura.

Tanto es así que aún no sé si me ha gustado más el fondo o la forma, la falta de pudor y la sutileza extrema con que Díaz-Pimienta aborda temas delicadísimos o simplemente el fluir de la prosa, la naturalidad de los diálogos, la poesía implícita en cada párrafo. 

Sé que dentro de muchos años seguiré reflexionando sobre los personajes y sus actos. Y lo mejor de todo es que podré hablar sobre ello con el propio Alexis, porque puedo decir con infinito orgullo que, además de ser un genio inabarcable de la literatura, Alexis Díaz-Pimienta es mi amigo.

Continuaría escribiendo sobre “Jano” páginas y más páginas, pero mejor, mucho mejor, como les decía antes, es que ustedes mismos la lean y se enamoren. Porque recuerden: “Amar los ojos de Zuliesky es una religión para Alcibíades”.

 Luis María Pérez Martín, 2 de julio 2021


____________________________________________

Título: Jano

Autor: Alexis Díaz Pimienta

Editorial: Scripta Manent Ediciones (España)

Formato: Impreso con solapas / Ebook

Año: 2021

Pags.: 407