"Uno de los mejores narradores cubanos de la hora presente"
(Juan Bonilla)

Del Blog de Díaz-Pimienta

 

Mi madre, Albertina Pimienta Campoalegre,
durante su primera comunión


I


Hoy he visto una foto de mi madre

haciendo la primera comunión

y qué vuelco me ha dado el corazón.

¡Esa es mi madre antes de ser mi madre! 


Hoy he visto una foto de mi madre

(una niña vestida de algodón)

y tenía mi cara —con perdón—:

soy una mala copia de mi madre.


Hoy he visto una foto de mi madre

cuando mi padre ni la conocía

ni sospechaba que iba a ser mi padre.


Qué emoción tan extraña y tan tardía. 

Hoy he visto una foto de mi madre.

¡Qué madre estoy en esa foto mía! 


II


Y pensar que esa niña creció un día,

se juntó con un niño y tuvo niños. 

Y esos niños después tuvieron niños

y esos otros tuvieron otra cría.


Y pensar que esa niña creció un día,

le cambiaron los chuches por corpiños

y el ciclo de las madres y los niños

repitiose con rara simetría.


Ahí está. Detenida en suave gesto. 

Qué mezcla de inocencia y nerviosismo.

Qué perfil maternal con nueve años. 


Esa es mi madre sin el tiempo puesto, 

antes de fabricar en su organismo 

ocho niños de todos los tamaños. 


III


Esa es mi madre. Y dan ganas de darle 

un tirón de la manga y salir juntos 

a jugar, a charlar de los asuntos 

que hablan los niños. Ganas de quitarle 


Ese disfraz de santa y regalarle 

Un balón, unas cartas, dos muñecas,

Y escapar de la iglesia haciendo muecas 

Ella y yo y mis hermanos. Enseñarle 


que tras la comunión hay pan con queso 

y mangos y bailable y mariposas. 

y jóvenes que matan por un beso. 


Dan ganas de enseñarle tantas cosas.

Dan ganas de sacarle de allí en peso. 

Las madres a esa edad se ven borrosas.



 

Mi madre, Albertina Pimienta Campoalegre,
durante su primera comunión


I


Hoy he visto una foto de mi madre

haciendo la primera comunión

y qué vuelco me ha dado el corazón.

¡Esa es mi madre antes de ser mi madre! 


Hoy he visto una foto de mi madre

(una niña vestida de algodón)

y tenía mi cara —con perdón—:

soy una mala copia de mi madre.


Hoy he visto una foto de mi madre

cuando mi padre ni la conocía

ni sospechaba que iba a ser mi padre.


Qué emoción tan extraña y tan tardía. 

Hoy he visto una foto de mi madre.

¡Qué madre estoy en esa foto mía! 


II


Y pensar que esa niña creció un día,

se juntó con un niño y tuvo niños. 

Y esos niños después tuvieron niños

y esos otros tuvieron otra cría.


Y pensar que esa niña creció un día,

le cambiaron los chuches por corpiños

y el ciclo de las madres y los niños

repitiose con rara simetría.


Ahí está. Detenida en suave gesto. 

Qué mezcla de inocencia y nerviosismo.

Qué perfil maternal con nueve años. 


Esa es mi madre sin el tiempo puesto, 

antes de fabricar en su organismo 

ocho niños de todos los tamaños. 


III


Esa es mi madre. Y dan ganas de darle 

un tirón de la manga y salir juntos 

a jugar, a charlar de los asuntos 

que hablan los niños. Ganas de quitarle 


Ese disfraz de santa y regalarle 

Un balón, unas cartas, dos muñecas,

Y escapar de la iglesia haciendo muecas 

Ella y yo y mis hermanos. Enseñarle 


que tras la comunión hay pan con queso 

y mangos y bailable y mariposas. 

y jóvenes que matan por un beso. 


Dan ganas de enseñarle tantas cosas.

Dan ganas de sacarle de allí en peso. 

Las madres a esa edad se ven borrosas.




Ahora que estamos trabajando en un nuevo proyecto musical con los sonetos que dan título a este libro (Calambur, Madrid, 2008) recuperamos esta hermosa reseña crítica que el escritor español Manuel Garrido Palacios publicara originalmente en su blog personal.


Sobre “FIESTA DE DISFRACES”, de Alexis Díaz-Pimienta



“Parece que fue ayer”, dice Alexis Díaz Pimienta (La Habana, 1966) en el primer verso de su libro Fiesta de disfraces, Premio Internacional de Poesía Los Odres, de la Fundación López Rejas. Publicado en Calambur, el editor anota en la solapa que la obra es “una reflexión sentimental sobre la identidad, las caretas, el fingimiento”, con su pátina de “melancolía encubierta” dentro de un “festín poético de lenguajes y metros”. Y el poeta confiesa —por cierto, ¿con quién se confiesan los poetas?—: “Yo tengo un rostro aquí y otro mañana; / tú tienes otra máscara debajo”. Es así que el rostro es la máscara que nos ponemos cada amanecer como foso a veces insalvable en la relación humana, algo que “nos protege de los otros y de nosotros mismos”, a sabiendas de que “cada hombre es él, y su continuación/ y la continuación de otro”. “A todos, todo, nos parece que fue ayer”. Y al decir “ayer” vemos que la palabra se diluye como azúcar en el café que reposa en el velador, en ocasiones, cabal confesionario. Nos atamos al ayer porque no hay otro amarre. A lo demás lo llamamos esperanza, pero la estela no está en la proa del camino, sino en la huella del paso, en el ayer, en el pasado. Hablamos del presente y el presente no existe. Lo que se dice ya no es presente. Hablamos del pasado y el pasado no existe. Lo dicho ya no se recupera. Hablamos del futuro y el futuro no existe. Nadie sabe si podrá decir algo mañana. Sólo tenemos sensaciones de lo vivido y las llamamos pasado; de lo que soñamos vivir y las llamamos futuro; de lo que se nos escurre entre los dedos y las llamamos presente. Al final la vida es “eso” que pasa sin que percibamos que pasa. Y removiendo ese primer café que nos despierta nos sorprendemos al descubrir que sólo somos ese pasado más un sueño. Machado pone en la voz de Juan de Mairena que “hoy es siempre todavía” y otros, como Arcensio, hacen de este pensamiento copla para que se cante: “Vamos viviendo, / que tiempo habrá de sobra / para ir muriendo”. Para Alexis Díaz Pimienta, “ayer es la categoría más exacta del tiempo”, porque “hoy es un sitio abstracto” y “mañana es conjetura”, un hablar por hablar, un a ver qué pasa. “Ayer es el sitio en el que todo / parece haber sido”. Ese ayer tiene sus recodos, matiz que él versifica diciendo que “hay una curva del destino / en la que se bifurcan los recuerdos / nadie sabe hacia dónde / en la que es necesario atarse al mástil”. Alexis Díaz Pimienta acudió a una lectura de poemas que le había pedido Uberto Stabile sobre el libro premiado. Uno de ellos dice: “Después de tantos años / diciendo que mis días favoritos son los jueves / que me gustan la lluvia, las palomas / los rones vespertinos, los boleros, / después de tanto tiempo confiando en el azul / y en las ventanas transparentes / resulta que amanezco con fotos rotas / en un charco de lágrimas / con las córneas llenas de colillas y cactus / con palomas muertas sobre los aleros / como si fuera viernes o domingo”. Llueven lágrimas en todo tiempo a poco que se remuevan las nubes del alma, y le surge la pregunta: “las ganas de llorar cómo se quitan. / No el llanto, sino las ganas de llorar incontrolables, / cuando la soledad se llena de rostros ausentes, / de seres queridos que en algún sitio de otra ciudad / preguntan también cómo se quitan las ganas de llorar”. Ausencias; trozos de un pasado que talló al ser humano: hoy es lo que era, pero más crecido el cuerpo, igual de tamaño el alma: “De niños nos preguntábamos / dónde empezaban las líneas del tren, / siempre inabarcables con la vista. / Nos aburríamos de nuestros trenes de juguete / que daban vueltas y más vueltas / en el suelo del cuarto; / soñábamos con escaparnos algún día / en un tren verdadero, / hacia la nada. / Ahora sabemos que todo tren / parte de un pañuelito húmedo / que alguien agita en su memoria”.

Alexis Díaz Pimienta ha sacado a la luz otros libros de verso y prosa, como En Almería casi nunca llueve, Pasajero de tránsito, La sexta cara del dadoLos actuales habitantes de Cipango, Yo también pude ser Jacques DaguerreConfesiones de una mano zurda, Prisionero del agua, Maldita danza o Salvador Golomón, que le han valido, aparte del Premio Los Odres, otros internacionales, como los de novela Luis Berenguer y Alba/Prensa Canaria, o los de poesía Emilio Prados o el Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. “Todo parece que fue ayer”, o que por pasar tan rápido, es como si no hubiera sido. En palabras del poeta: “pero si a todos, todo, nos parece que fue ayer, / entonces habrá sido ayer, / y punto”. 

……………………………………..

**Manuel Garrido Palacios (Email: elclan@inicia.es) Escritor y realizador español (Huelva, 1945). Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española de Nueva York. A partir de una sólida formación en dirección cinematográfica ha dedicado su actividad como guionista y director de televisión (NKD de Japón, WDR de Alemania, TVE España). Ha sido miembro del jurado del Festival Internacional de Cine de Glaway, y del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Ha dirigido series televisivas como Raíces, Todos los juegos y La Primavera en Doñana, entre otras, y ha recibido premios dentro y fuera de España por ellas. Entre otras obras, ha publicado, en ensayo, Aún existen pueblos: etnografía de lugares dispersos (Salamanca: Centro de Cultura Tradicional, 1994), Voces de la Sierra (Fuenteheridos: Libros de la   Huebra, 2000), Cartaya (Barcelona: Lunwerg, 2003) y Una mirada a Huelva   (Huelva: Fundación Caja Rural del Sur , 2004); en narrativa, los libros de relatos Viaje al país de las leyendas (Valladolid: Castilla, 1997) y Noche de perros (AR.Abelardo Rodríguez Ediciones, 1999), así como la novela El abandonario (Palma de Mallorca: Calima, 2001); y en poesía, Brocal (1964 Col. Litoral, 1) y Soneto (Málaga: Corona del Sur, 2001), entre otros. Además aparece en las antologías Quince líneas: relatos hiperbreves (Barcelona: Tusquets, 1996) y Relato español actual (Unam, México 2002 – FCE, España 2003). Ha publicado textos y reseñas críticas en EOM: El Otro Mensual (http://www.eldigoras.com/eom/umbral.htm). Ha recibido diversos premios, como el “Querido Borges” de narrativa (Los Ángeles, California, EUA), el “Rodríguez de la Fuente” y el Premio  Nacional de Periodismo “Ciudad de Cádiz”, entre otros.

 

ago
17
Añadido por Alexis Díaz Pimienta el 17 agosto 2020 a las 12:30 pm
NOS HAN DESORDENADO EL ALMANAQUE 

Las lágrimas ahora entran en los ojos en vez de salir
y el piano es el mejor amigo del hombre
(entre el miedo a ver fotos 
y el coro se felices). 
Este año, olvídenlo. 
Bórrenlo.
Que nazcan de nuevo los niños que han venido al mundo. 
Que mueran otra vez sus víctimas.
Dijeron que el llanto era provisional.
Que nadie volvería a ser ingrávido. 
Pero era falso 
Cuando pasen cien año 
los libros no dirán nada del que fuma a escondidas
ni del cantante al que hoy aplauden multitudes. 
Me preocupan los árboles, eso sí. 
Me preocupan los mendigos sin hijos. 
Este año no llorar es delito 
pero deberían racionar las lagrimas. 
Díez por pómulo. 
Díez por minuto. 
Díez por canción. 
Díez por contacto telefónico. 
Díez por animal doméstico perdido. 
No olvidemos que el 10% del líquido corporal es llanto. 
Hoy he sido egoísta.
Todos somos egoístas alguna vez 
pero hoy yo he sido el doble. 
He puesto una canción
y he llorado por varios.
Por mi madre primero.
Por mi novia secreta después.
Por la madre de mis amigos luego.
Por la novia secreta de mis enemigos.
Si me descubren
estoy muerto.
Por suerte las lágrimas ya no salen de los ojos, entran.
Y ahora camino como un globo lleno de agua.
¿Han visto alguna vez un globo lleno de agua?
Camino y sueno como un globo y todos se dan cuenta.
Qué vergüenza.
Este año nadie debe llorar así.
La gente necesita pan.
La gente necesita oxígeno.
La gente necesita luz,
no lágrimas.
Nos han desordenado el almanaque.
Nos han puesto los días boca abajo
y el sol patas arriba.
El mediodía empieza cuando muere la luz
y los niños desayunan con la luna en la mesa.
Mi vecina de enfrente
teje cebollas en el balcón
mientras todos los relojes de nuestra calle ladran a la vez.
No le guarden rencor al que enterró a su padre
sin poder besarlo.
No le guarden rencor al que estornuda sin tocarse la nariz.
No le guarden rencor a la formica sucia.
Son tiempos complicados para todos. 
Un periodista tose por televisión.
Un sanitario llora.
Un político mea en prime time
y se queda político.
Han cerrado los bares, sí 
y nadie sabe qué hacer con tanta sed. 
Hoy ha entrado en vigor,
por fin, la desesperación.
Alexis Díaz-Pimienta. 
Almería,
17 de agosto de 2020 
……………………… 
(Un poema de mi libro IPHOEMAS) 

UN INFLUENCER LLAMADO BUKOWSKI

“Cuatro polis de aspecto impecable
están sentados a una mesa
mirándome” (Ch. Bukowski)

Los cuatro polis de Bukowski
siguen ahí
mirándolo.
Mirándome.
Mirándonos.
Pero ya no son cuatro.
Ni yo soy uno solo.

El mundo es una cafetería llena de polis bien vestidos.
De negros sospechosos.
De versos censurables.

El miedo sirve la cerveza caliente.
El odio sirve la comida fría.
Son cuatro polis sin raza,
impecables
y un negro múltiple
sospechoso de su propia multiplicidad.

No.
Aún no soy un cadáver.
Aún no somos cadáveres.
Pero lo seremos.

No importa cuánto tiempo
lleves callado.
O gritando.
Con el puño en alto
o con la mano dentro de los bolsillos.
De esos cuatro polis impecables,
escoge uno.
El tuyo.
Hazle una foto.
Y guárdala.
Escríbele un poema.
Y guárdalo.
Dedícale una bala.
Pero guárdala.

Si cada cuatro policías que miran a un negro
hay un negro mirándolos en nombre de todos los demás,
ganaremos.

Y no vale decir
que muchos otros negros
continuamos vivos.

LA IMAGEN DEL DÍA

Hoy he visto a un policía blanco
enorme
golpear a una mujer negra
pequeñísima.

Seguramente la mujer negra
se quedó negra adrede
se quedó pequeñísima para inculparlo más.

Que de estos negros puede esperarse cualquier cosa.

PIEZAS DE COLECCIONISTA

La lengua de Spike Lee.
Los ojos saltones de James Baldwin.
Las gafas de Malcom.
Los puños de Alí.
La columna vertebral de Rosa Parks.
La voz de Aretta Franklin.
Las teclas de Nina Simone.
La trompeta de Davis.
Los poemas de la Morrison.
El bastón de Yusef Komunyakaa.
La pistola de juguete de Tyree King.
El cuello de George Floyd.
Y
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la sangre
la mancha blanca
de la sangre en todo.

TODOS LOS NEGROS

Todos los negros
somos el mismo negro
pero si todos los negros
no fuéramos el mismo negro
todos los negros
seguiríamos siendo
el mismo blanco.

Sevilla, 03-06-2020, 11:27

nov
04
Añadido por Alexis Díaz Pimienta el 4 noviembre 2012 a las 11:38 pm

Borges ante el espejo y en penumbrasNadie sabe el tamaño de su cara.J. L. BorgesINadie sabe el tamaño de su cara.Nadie sabe del polvo que está hecho.Nadie sabe qué brazo es el derecho.Nadie sabe qué el tiempo le depara.Nadie sabe quién busca una …